Como veíamos en una entrad anterior, el abuso del tratamiento vos por la extensión social que va adquiriendo, será el principal responsable de la pérdida de todo matiz de respeto en vos, lo que provocó la necesidad de recurrir a nuevas formas para expresar la distancia comunicativa.
No hay que entender, sin embargo, que con esta expansión de vos desapareciera el tuteo. Lo que sí ocurrió fue que conforme vos alcanzaba ese nivel de familiaridad, fue desprestigiándose y abandonando todo valor afectivo; esta afectividad volvió a recaer, casi exclusivamente, en la forma tú. Jerónimo de Texeda escribía en 1619: “no usa el español la palabra tú sino con una mujer que quiere, o sus hijos, o otros niños” y como transgresión del trato “con un criado de poca estima, o con algún pícaro…” En el mismo año define Juan de Luna su gradación de los títulos de tratamiento: “el primero y más bajo es tú, que se da a los niños o a las personas que queremos mostrar grande familiaridad o amor.”
La confusión entre vos y tú originó una serie de alteraciones e intercambios entre los pronombres y las personas verbales que cada una conlleva. El desgaste de la noción de “respeto” en vos hizo que éste tomara en ocasiones los pronombres y formas verbales de singular, dando lugar a una mezcla que, si bien en la Península fue pasajera por la definitiva desaparición del uso de vos, en buena parte del territorio americano permanece hasta hoy constituyendo el fenómeno llamado voseo.
“La palabra voseo –comenta Ch. Kany– significa el uso de vos familiar singular en sustitución del tú, con formas verbales oscilantes entre la segunda persona del singular y la arcaica segunda persona del plural, junto con los pronombres te, vos (por ti) y los adjtivos posesivos tu y tuyo.”
En las obras de Lope de Rueda, se encuentra esta confusión en el habla de las criadas negras, junto a muchos otros rasgos característicos del habla de negros:
Eulalla: “Paréscete vos que so sa bon exemplos a la ventana de un dueña honradas recogidas coma yo, facer aqueya cortesía a talaras?” (Eufemia, pág . 113)
Eulalla: “Ya lo veo, siñor; mas quiere vos sacarme na pues perdida na tierra que te conozco.” (Eufemia, pág.116)
Fulgencia: “¡Ah, siñor! Pléguete a vos que ante que la terra le eche sobre la ojo, me vea yo casados con mi queridos.”(Tymhria, pág. 454)
Esta confusión afecta también a la forma vuestra merced:
Fulgencia: “Sí, por cierto, siñor; fablamo y servimo a buena fe, ya ve, como la persona sama tan negro cerradaz y recogidaz, aunque sano na campos, no te maraviya vosa mercé, y como tampoco sa forana esa cayando, que no lo asamo decir óxete ni moxte.” (Tymhria, pág. 448 )
Fuentes primarias:
Alemán, Mateo (1984) Guzmán de Alfarache, I, ed. D. Brancaforte, Madrid: Cátedra.
Colón, Hernando (1984) Historia del Almirante, Madrid : Historia 16.
Delicado, Francisco (1985), La Lozana Andaluza, ed. C. Allaigre, Madrid: Cátedra.
Lope de Rueda (1976) Teatro Completo, Barcelona: Bruguera, 2ª ed.
Bibliografía:
Kany, Ch. (1976), Sintaxis hispanoamericana, Madrid: Gredos.
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